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¡NUESTRA EDUCACIÓN NO SE SOSTIENE CON SU EXPLOTACIÓN!

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¡NUESTRA EDUCACIÓN NO SE SOSTIENE CON SU EXPLOTACIÓN!

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POR UNA EDUCACIÓN POPULAR SIN INTERVENCIÓN DE LAS EMPRESAS

En septiembre de 2020 la multinacional Amazon lanzó la campaña denominada “Un click para el cole” mediante la cual prometen donar al centro educativo que elija el cliente el 2.5 % del valor de la compra que este realice. Llegado el curso 2021-2022, esta iniciativa vuelve a cobrar fuerza, siendo varios los centros públicos que la han difundido con el fin de recibir lo que no dejan de ser limosnas.

https://elpais.com/educacion/2021-10-05/colegios-publicos-que-renuevan-equipamientos-gracias-a-donaciones-privadas-altruismo-o-intromision-interesada.html?ssm=TL_CM

Amazon publicita estas “donaciones” como una forma de apoyar a los colegios e institutos para hacer frente a la crisis de la COVID-19. Poco han tardado en salir al paso los “gurús” del liberalismo de cada centro educativo, comenzado a apoyar de forma activa la campaña, que venden como un gran gesto de solidaridad por parte de la multinacional y su CEO, Jeff Bezos. Estos individuos argumentan que en esta campaña se verá todo el mundo beneficiado, cuando en realidad el mayor beneficiado es Amazon, como no podía ser de otra manera.

Si nos detenemos brevemente a analizar la campaña, veremos que, más que una “iniciativa destinada a apoyar a los centros”, se trata realmente de una gran estrategia para la maximización del beneficio empresarial. En primer lugar, las donaciones con las que la multinacional pretende dar una imagen de empresa social preocupada por la educación de todo un país, funcionan más bien como la tarjeta de puntos de un supermercado, pues el crédito que a través de las compras vaya acumulando cada centro sólo podrá ser gastado en los productos que estén dentro de un catálogo elaborado por la propia Amazon, tal y como establecen sus términos y condiciones. De esta manera, vemos como el objetivo final de estas “donaciones” no es otro que el de fomentar la compra de sus productos y fidelizar a los centros y familias como clientes.

Por otro lado cabe destacar que el porcentaje del 2,5% de la compra destinado a las donaciones, que anuncian a bombo y platillo, tiene trampa. No solo es un porcentaje pequeño para una empresa con unos beneficios tan abultados, sino que además este irá bajando hasta tan sólo el 1% a partir de diciembre. En definitiva, esta campaña se basa en tratar de ofrecer una imagen de empresa social y responsable al tiempo que avanza hacia la monopolización del mercado mediante el engaño y la destrucción del comercio local.

Pero esto no es todo, además de lo comentado anteriormente, esta campaña se trata del enésimo intento de Amazon, y en general de las empresas privadas, por entrometerse en la Escuela Pública como forma de convertirla en un gran nicho para la maximización de sus ganancias. Esta tendencia la venimos sufriendo durante años con el beneplácito de las instituciones, estando a la orden del día con leyes como la Ley de Ordenación e Integración de la FP o la Ley del Sistema Universitario (#LOSUspende).

Además, este tipo de prácticas engrosan y retroalimentan uno de los mayores problemas que enfrentan los centros de titularidad pública desde hace unos años: la infrafinanciación por parte del Gobierno y de las Comunidades Autónomas. A partir de la crisis del 2008, las políticas de recortes han ido restando poco a poco los recursos de los centros educativos hasta llegar a la situación actual: cierre de centros, subida de las tasas universitarias o aumento de las ratios de estudiante por aula, incluso después de un año de pandemia en el que se demostró que unas ratios menores son sinónimo de una educación más igualitaria y de calidad.

https://cadenaser.com/emisora/2021/10/05/radio_alicante/1633444495_944881.html

Es en este contexto en el que las grandes empresas como Amazon han surgido como mecenas de los centros públicos. Haciéndose cargo de una parte de la financiación, justifican la imposición de su agenda dentro de los contenidos, con la inclusión, por ejemplo, de asignaturas cargadas del dogma neoliberal como “iniciativa emprendedora”. Mientras tanto, la LOMLOE comienza a regir este curso reproduciendo los márgenes legales de la educación concertada, sumándose ella a la iniciativa privada como pretexto del Gobierno y Comunidades Autónomas para no elevar la financiación de los centros públicos como es necesario. A fin de cuentas lo que se está dando es una sustición del Estado por parte de las empresas en materia educativa.

Por otro lado, la intromisión de las empresas privadas suponen un retroceso en la democratización de los centros públicos, pues muchas veces las decisiones se ven restringidas por los convenios que se firman en los consejos sociales, en los que la representación de la comunidad educativa y, en especial del estudiantado, suele ser minoritaria. 

Como estamos viendo las consecuencias de que las empresas privadas se hagan hueco en la educación pública son especialmente duras para el estudiantado. No solo favorecen su expulsión del proceso de toma de decisiones, sino que no nos podemos olvidar de que en muchas ocasiones las estudiantes estamos siendo utilizados como un medio para aumentar los beneficios de las empresas privadas a las que, a través de los centros de estudio, se les está cediendo nuestros datos. Y especialmente grave es que esto se está produciendo sin nuestro consentimiento, pues en la mayoría de los casos es la única manera que tenemos de acceder a los servicios de nuestros propios centros, como por ejemplo el carné de la biblioteca.

Por último cabe destacar que la intromisión de las empresas no solo sucede a través de este tipo de campañas publicitarias, sino que se da diariamente a través de la subcontratación de servicios de limpieza, cafetería o reprografía, por poner algún ejemplo. Contrario a lo que reza el dogma “la empresa privada gestiona mejor” las subcontratas han traído un aumento de precios, la explotación de sus trabajadores y la pérdida de calidad en los servicios, cuando no un cumplimiento totalmente deficiente de los mismos. 

En resumidas cuentas, todos estos ejemplos nos muestran que la propia condición social de la empresa privada, basada en la explotación y en la búsqueda del beneficio propio al menor coste posible, es contraria a la idea misma de una Educación Popular, pues cuestiona sus más fundamentales carácteres universal y público, a la vez que la vende a los intereses de las empresas. Por ello, y con el fin de evitar que nuestra educación se convierta en un nicho de mercado de las empresas, defendemos que la financiación debe ser íntegramente pública.

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